Reflexiones

Último post del año

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Acabo de leer este post de Marujismo y me ha encantado, y aunque sé que no soy capaz de escribir un post tan bueno, sí me ha inspirado a escribir un post resumen del 2016. Aunque tampoco nos vamos a engañar, el 2016 no ha sido para nada ni la mitad de intenso ni ha pasado ni la mitad de cosas que en otros años, como el 2015, el 2014 o el 2013. El 2016 ha sido un año más bien tranqui, o al menos es la sensación que tengo ahora mismo cuando echo la vista atrás.

2016 ha sido el primer año de mi vida que he recibido lejos de mi familia, en Polonia, con mi familia política, donde la celebración no fue para nada lo que habría sido en mi casa, con mis padres, mi sobrino, mi hermano y mi cuñada, mis padrinos y mi prima. Diría que no hay familia como la propia, pero sé que no siempre es así, que a veces la propia familia tampoco es un apoyo ni gente con la que apetece estar. Así que diré que no hay familia como la mía, a la que quiero un montón y que me siento agradecida de tener, aunque ahora sea en la distancia. Por otra parte, la persona más importante ahora en mi vida estaba conmigo, y con ella también descubrí algo maravilloso durante ese primer día del año.

2016 también se vio marcado por una cantidad de enfermedades en Antek, una tras otra, ninguna grave, pero que se enlazaban de tal manera que no podíamos reponer fuerzas. Las dos que recuerdo como las peores: cuando cogimos el virus estomacal Tata y yo al mismo tiempo, un auténtico infierno, y cuando Antek me contagió su gripe, que me dejó moribunda en cama mientras él estaba lleno de energía (¿cómo lo hacen?)

En 2016 volví a disfrazarme para unos carnavales después de 8 años en los que no había podido volver por carnavales a casa (y en Polonia no se celebran).

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2016, ese año en el que Antek ha cumplido dos años y ha entrado en ese momento incómodo en el que a la gente ya empieza a resultarle exagerado que le siga dando el pecho y empiezo a sentirme incómoda cada vez que me preguntan con ojos como platos si aun se lo doy.

El año en el que se cumplió un año desde que llegamos a Alemania. Un año desde que dejé atrás el país en el que llevaba viviendo más de 8 años para volver a empezar otra vez desde cero, en el que Tata dejó atrás su tierra natal, en el que Antek también, aunque no creo que lo recuerde 😉 Un cambio que dejó claro que tardaría en volver a mi trabajo, si es que vuelvo (a ese mismo, ya que si nos quedamos aquí habrá que cambiar). Un cambio que ha traído tanto mejoras como complicaciones a nuestra vida, como por ejemplo…

El año en el que nos hemos dado cuenta de lo difícil que es criar un niño sin una tribu. De lo difícil que es estar solos cuando nos ponemos los dos enfermos, o incluso cuando se pone uno y el otro tiene que ocuparse de todo (niño incluido).

El año en el que cada vez más gente pregunta cuándo voy a meter a Antek en la guardería y yo cada vez me siento más cansada cuando oigo la pregunta. Este momento en el que ya ni te apetece responder, porque llevas dos años intentando convencer a la gente de por qué estás criando a tu hijo de una manera y no de otra… y es algo que cansa…

El segundo cumpleaños de Antek, que ha hecho que quede atrás su tiempo de bebé y que se haya convertido en un niño. En ese niño adorable, sociable y parlanchín que es. En ese niño lleno de imaginación con el que se me cae la baba. Ese niño cariñoso que me pregunta si estoy bien cuando me hago daño y me da un beso en el golpe. Pero también en ese niño que tiene sus momentos de frustración, de enfado o de las llamadas rabietas, en los que no siempre sé cómo reaccionar o cómo ayudarlo a pasar el mal trago (porque no nos engañemos, el primero que lo está pasando mal es él).

2016, el año en el que Antek empezó con su lengua de trapo y acabó con un dominio del idioma que me impresiona día a día, desde el día en que se corrigió a sí mismo usando «digo» (Mamá, vamos a la tienda, digo al parque) hasta el día que me pidió por favor que le pusiera los guantes (Mamá, por favor, ponga los guantes). Sus comparaciones de objetos o colores (¡Son iguales!), sus frases referidas al tiempo (Dentro de poco llega TataAún no acabé de masticar / Dentro de poco será de noche), su expresión de sus sentimientos (Lloré mucho porque estaba triste), sus conjugaciones regulares de verbos irregulares (Eso lo ponió Tata ahí), sus mezclas de idiomas (¡Mira, unos lisos! –lis es zorro en polaco- ) y otros.

Año en el que Antek ha disfrutado de la playa de una forma más consciente y hemos cogido cangrejos, peces, caracolas, hemos jugado con la arena y con el agua…

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2016, año en el que me apeteció contar mi experiencia en la escuela, post que tuvo una respuesta que no me esperaba ni de lejos (en parte porque me quedó tan largo que pensé que nadie leería), post que se leyó incluso gente que no seguía mi blog, pero que llegó al enlace porque amigos y otras personas quisieron compartirlo (yo impresionada), post que leyó gente que nunca había leído mi blog, creo que uno de los posts que más conocidos ha leído de todos los que he publicado hasta ahora (que más bien creo que los leen otras mamis y otras blogueras). Una pasada, la verdad.

Un año de crecimiento en el blog, en el que he hecho mi primera entrevista, me he pasado de Blogger a WordPress, he tenido más de 4000 visitas en tres meses, he conseguido más de 1000 visitas en un post

He pasado de estar solo en Facebook a crear una cuenta de Twitter y otra de Instagram para el blog, redes sociales donde he conocido otros blogs que desconocía por completo antes de unirme a ellas, donde he conocido a otras blogueras y mamás increíbles a las que creo que puedo llamar amigas aunque nunca haya estado con ellas en persona, donde he descubierto una nueva dimensión del mundo blog que me encanta, donde no solo te limitas a compartir los contenidos de tu blog, sino también frases, experiencias, pensamientos, fotos, apareciendo en mi mundo bloguer más contacto con otros bloguers que el simple hecho de escribir un post y responder a los comentarios (si los hay). ¡Qué descubrimiento Twitter e Instagram! 😀

Gracias a ellos he descubierto blogs de mamás super majas -como Los cuentos de mamá, Mi regazo o Mamá Pingu-, blogs con iniciativas super chulas -como el Regalo de navidad blogosférico (Amigo invisible) de 30y…y mamá-, blogs frikis (¿por qué no los conocía antes?) -como Criando frikis, Maternidad Imperfecta o Vidas pixeladas-, blogs de padres -como Criando frikis, Padre en estéreo o Papa Chus–  y muchos otros blogs que no voy a mencionar porque seguro que se me olvida alguno, así que prefiero mencionar unos poquitos y dejar muchos atrás, que mencionar muchos y que se me olvide alguno y que se pueda sentir mal por mi despiste 😉 ¡Y pensar que no estaba segura de si unirme o no a esas redes sociales! (Si tienes un blog y todavía no tienes cuenta en ellas te recomiendo que la hagas 🙂 ).

En resumen, ha sido un año tranquilo, pero agradable. Ha tenido sus días peores y sus días mejores. Ha sido un año bastante equilibrado, creo, y en general me siento bien con el balance del mismo. Ya tengo mis deseos para el año 2017, pero los dejo para otro post, que este ya ha quedado largo 😉

Mil gracias por leerme y que tengáis un genial fin de año y un muchísimo mejor comienzo de 2017 (que por cierto, a mí me trae un super regalo que ya está cociéndose… ¡¡¡una sobrinita!!!)

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6 comentarios sobre “Último post del año

  1. Un post muy bonito Paula, donde haces un maravilloso recorrido de tu año. Escribes precioso, ya te lo he dicho, no dejes de hacerlo nunca. Además de escribir bonito y tener una sensibilidad especial que transmites en tus palabras, eres una gran mamá. Antek puede sentirse muy orgullosa de la madre que tiene.
    ¡Feliz salida y entrada de año!

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