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Antek y Tata, o el derecho de Tata a ejercer su paternidad

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Antek suele pasar con cierta frecuencia por fases en las que cuando llega Tata a casa del trabajo, o durante los fines de semana, no quiere jugar conmigo, sino con Tata.

– ¡No, Mama! ¡Con Tata! -me responde cuando le pregunto si quiere leer un cuento conmigo, o si quiere jugar.

– ¡No, Mama! ¡Tata quiere cambiar el pañal! -me dice cuando le digo que hay que poner un pañal limpio.

En algunas épocas, si estábamos haciendo algo y se acercaba Tata, me empujaba para que saliera (de la silla, del sofá, del suelo…) y llamaba a Tata:

– ¡Ven, Tata, ven!

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Cuando cuento estas cosas hay gente que me mira con cara de pena o me intenta consolar:

– Ay, pobre, no te preocupes. En el fondo…

No sé qué más, no me interesa mucho lo que tienen que decirme. Porque, vamos a ver… ¿Pobrecita por qué? ¿Porque adore a su padre? ¿Porque le guste jugar con él? ¿Porque después de todo el día conmigo, de toda la semana conmigo, quiera aprovechar el tiempo que está en casa? ¿Porque en esos momentos puedo hacer mis cosas, tranquila, y puedo incluso ir al baño sola? En serio, ¿cuál es el problema? Si no nos dejan tranquilas, si para todo nos quieren, entonces somos pobres porque no nos dan un respiro. Pero luego si resulta que nos dan un respiro, aprovechando el tiempo con la segunda figura de apego que tienen, ¿nos convertimos en unas pobrecitas porque «nos abandona»?

Yo no me siento abandonada cuando mi hijo prefiere a su padre, yo sonrío y me alegro de que tenga un vínculo tan fuerte con él. Sonrío porque puedo tener unos minutos para mí. Sonrío porque mi hijo tiene una relación sana conmigo y una relación sana con su padre.

¿Es siempre así? No. Cuando estuvimos en casa de os Avós era «¡Mama quiere cambiar el pañal!», «¡Mama quiere poner el pijama!», «¡Mama quiere dar la comida!» y te aseguro que era agotador. Bueno, no hace falta que te lo asegure, estoy convencida de que lo vives o has vivido. Cuando volvimos a nuestra casa, durante una semana siguió siendo así, seguía queriéndome solo a mí. Hasta que un día volvió a querer a su padre otra vez, y yo feliz como unas pascuas.

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No sé qué es lo que ha conseguido crear este vínculo entre mi marido y mi hijo, vínculo que sé que no todos los niños tienen con su padre (especialmente los niños, que dicen que se unen siempre más a su madre, mientras que las niñas sí se unen más con su padre). Pero si tuviese que decir qué es lo que yo pienso (puedo equivocarme) imagino que, por una parte, el hecho de que haya participado siempre en la crianza de Antek: durmiéndolo en brazos cuando no se quedaba dormido en la teta, dándole biberones de leche materna cuando yo tenía que ir a algún sitio, jugando con él, llevándolo mucho en brazos, llevando su carro durante los paseos, cambiándole el pañal, estando presente durante la hora del baño… Haciendo casi todo lo que hacía yo, a excepción de darle la teta, claro.

Por otra parte, creo que tiene también mucha influencia el hecho de que no vaya a la guardería y esté todo el tiempo conmigo. Al estar todo el tiempo, todos los días, conmigo, no siente esa necesidad de pegarse a mí, de que lo haga yo todo, sabe que yo estoy siempre y Tata no, así que cuando Tata está, quiere aprovecharlo. Estoy bastante convencida de que si fuese a la guardería, luego me querría a mí el resto del día.

Creo que sería absurdo que yo me tomase su preferencia por su padre como un rechazo hacia mí, me parece algo totalmente absurdo, victimista y un intento de buscar maldad donde no la hay. Mi hijo quiere disfrutar de su padre porque no lo ve durante la mayor parte del día por la semana. Eso es todo.

Y ya que hablamos de la relación y del papel de los padres en la crianza, quisiera añadir que deberíamos dejar de usar palabras como «ayudar» o «colaborar», tanto en la crianza como en las tareas domésticas. Los hombres no deben «ayudar» con las tareas domésticas, deben participar; si usamos la palabra «ayudar» estamos diciendo que es nuestra obligación y ellos -que ricos- nos ayudan. No, las tareas domésticas son cosas de los dos, al menos cuando ambos trabajan (y esta es la razón por la que yo digo que «criar a mi hijo» es mi «trabajo» en estos momentos, para que a nadie se le ocurra decirme que ya que «no trabajo» debería encargarme de la casa…) Asimismo, el cuidado y la crianza de un niño no es única y exclusivamente algo que deba hacer la madre, y por lo tanto el padre tampoco «colabora» sino que ejerce su paternidad. Por favor, hablemos con propiedad. Dejemos de decir que nos ayudan. No nos ayudan, participan y ejercen como padres.

 

¿Y tu peque? ¿Qué relación tiene con su padre (o contigo si eres un padre 😛 )? ¿Se te pega como una lapa o te deja respirar cuando está presente?

8 comentarios sobre “Antek y Tata, o el derecho de Tata a ejercer su paternidad

  1. Mi peque grande ha descubierto ahora que jugar a Batman o a Spiderman es mucho más divertido con papá que con su madre… A mí no me molesta para nada!! Al contrario! Normalmente todo es mamá, así que si alguna vez es papá, yo encantada!

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  2. Muy buena entrada Paula. Me parece perfecto que aceptes de buen grado que tu hijo, en determinados momentos prefiera estar con su papá, pues es contigo con quién comparte más tiempo y cuando está él, es lógico que quieran estar juntos.

    Mi situación es parecida, pues yo tengo jornada reducida, lo que me permite ir a recogerlos al colegio y pasar toda la tarde con ellos y él llega a la hora de la cena y a veces justo para arroparles y darles beso de buenas noches y desde que aparece y los fines de semana, quieren estar mucho con él, sobre todo mi Melocotón. Es tan maduro, a veces, y quiere evitar por todos los medios hacernos sentir mal a su padre o a mí, que me dice «mamá me gusta estar contigo pero como a papá lo veo menos quiero aprovechar con él». Como verás, después de decirme esto, no es para ponerme triste, todo lo contrario.

    Feliz Lunes!!!!

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    1. Yo es que además no sé hasta qué punto es cierto eso de que las niñas tengan más vínculo con los padres y los niños con las madres. A los niños los padres siempre les van a atraer por ser más similares a ellos fisiológicamente. Recuerdo un día que Antek vio que Tata tenía entre las piernas lo mismo que él, fue graciosísimo. Y él sabe que yo no tengo lo mismo 😉 Feliz semana, que ya es martes!

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  3. Me ha gustado muchísimo la frase de «mi trabajo es criar a mi hijo». Llevo un año reivindicando mi derecho a estar cansada/agotada al final del día a pesar de no salir a trabajar por cuenta ajena. Y cuando me sueltan un «claro, como tú no trabajas…» me nacen los instintos violentos…

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    1. En una entrada de hace una o dos semanas, Me gusta ser mamá, comentaba precisamente que considero cuidar a mi hijo mi trabajo, no en el sentido negativo de la palabra trabajo, sino en el sentido de que es algo a lo que le dedico mucho tiempo, es agotador, muchas veces frustrante, y aunque mi hijo no siempre sepa valorarlo, yo seguiré haciéndolo lo mejor que pueda. A mí también me han hecho algún comentario tipo «¿De qué estás cansada si no haces nada?» Sin comentarios.

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  4. Me ha encantado este post porque retrata una realidad que no es muy visible, el papel de los padres y el deseo de los hijos de pasar tiempo con ellos.

    La verdad es que opino igual que tu en todos los aspectos que relatas y me gustaría que algún día Pingüinito tenga el mismo tipo de relación con Papá Pingu que Antek con Tata.

    Estoy segura de que Papá Pingu se involucrará todo lo posible en su rol de padre, pues lo conozco bien y sé que le hace mucha ilusión.

    ¡Un besito guapa!

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    1. Se me olvidó mencionar que una cosa que creo que es bastante importante, que hago desde que noté que Antek estaba preparado, es salir de casa y dejarlos solos. Antek al principio estaba muy apegado a mí (hablo de cuando ya no era un bebé y estando bastante recién llegados a Alemania, con todo nuevo, incluido el idioma), así que quise hacerlo poco a poco, saliendo unos minutos a la tienda e ir aumentando hasta irme al gimnasio. Resulta que lo llevó genial y se quedaba super feliz (solo los primeros días protestó un poco, pero tan pronto como yo me iba se quedaba bien). Creo que es importante que tengan tiempo para los dos en los que nosotras no estamos, es importante para nosotras, para despejarnos, y es importante para ellos, porque aunque parezca una tontería, la relación que tienen es diferente cuando no estamos delante. Aunque hay épocas en las que lo quiere solo a él, hay otras en las que viene a mí seguido, a pesar de que si me voy al gimnasio se queda super feliz con él. A veces no voy al gimnasio pero salgo de casa aunque solo sea para dar un paseo para permitir que tengan ese momento los dos solos. Es un poco como cuando nosotros apagamos el móvil para desconectarnos totalmente y disfrutar de algo al 100%… Yo soy el móvil de Antek a veces, y tengo que salir de casa para permitirle disfrutar al 100% de su padre. No siempre, pero a veces también pasa 😉 Como he dicho lo de que lo quiera a él seguido no pasa siempre 😉
      Un beso!!

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